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Facetas.

  • Foto del escritor: Eva Vilor
    Eva Vilor
  • 9 dic 2015
  • 3 Min. de lectura

¡Hola chicos!

Sé que hace casi un mes que no actualizo, y no me gusta poner excusas, pero es cierto que con el nuevo canal de YouTube, y los trabajos de clase, me he quedado sin tiempo este mes.

Hoy no vengo a hablaros de moda, sino de una de las cosas que me han estado quitando tiempo, mi faceta de estudiante de traducción e interpretación (si no sabes en qué consiste la carrera, tengo un vídeo explicándolo aquí).

El pasado 28 de noviembre, una de mis profesoras de interpretación nos presentó a mí y a dos compañeros de clase para una jornada de trabajo como intérpretes voluntarios en el Liceo Francés de Madrid. Íbamos a interpretar cinco charlas de una hora del francés al español sobre temas académicos, universidades, sistema de estudios superiores en Francia y más. Es cierto que en la Universidad Autónoma contamos con una sala de 12 cabinas de simultánea, muchísimas horas de interpretación a la semana en varios idiomas los que hemos escogido esta rama de cuarto curso, y que las condiciones en las que interpretamos son bastante parecidas a lo que nos podremos encontrar en un congreso. Pero aún así, cuando es la primera vez que sales de entre las cuatro paredes de tu habitual cabina de clase para trabajar en una profesional, los nervios los tienes a flor de piel.

Tuvimos la suerte de poder contar con algo de documentación previa facilitada por la organización del Liceo, y esto siempre viene bien para saber qué temas globales íbamos a tocar. A partir de estos documentos es cuando uno investiga temas relacionados que podrían salir y sobre todo, mucha terminología.

Llegamos por la mañana, siempre un poco antes que el comienzo de las charlas para poder ver la cabina, hacer la prueba de sonido y si es posible, conocer a los distintos ponentes. Siempre es interesante hablar con ellos antes de meterse en cabina para ver su forma de hablar, si tienen acento, e incluso poder sonsacarle algunas informaciones sobre el tema que van a abordar para poder prepararte mentalmente.

Lo que más nos sorprendió es que la cabina estaba situada sobre el escenario, cuando para un intérprete es imprescindible poder ver claramente la cara del ponente y a ser posible, también la pantalla. De esta manera, nosotros solo veíamos la ponente de perfil y apenas conseguíamos ver la pantalla, lo que hacía nuestro trabajo mucho más difícil cuando éste se dedicaba a explicar de manera rápida siglas o conceptos que iban apareciendo.

Al ser tres personas en cabina y charlas de una hora, nos rotábamos cada veinte minutos para no cansarnos demasiado. Quizás esto os llame la atención, pero el trabajo de intérprete requiere un trabajo mental riguroso, y por norma general, un intérprete profesional no puede estar en cabina más de una hora y media seguida, de ahí que siempre se trabaje de dos en dos.

A pesar de todo, recuerdo este día como algo muy importante para mí. Las charlas salieron muy bien, los ponentes nos agradecieron el trabajo, y disfrutamos viendo cómo aquellas personas que no entendían francés, se ponían los cascos y asentían instintivamente al entender lo que nosotros traducíamos a través de ellos.

Todos pensamos que nuestra carrera es primordial, y por ello la estudiamos. Pero yo veo este futuro trabajo como un puente hacia el conocimiento, influir en las vidas de personas que no habrían podido tomar decisiones de no haberte tenido a ti descodificando la información en otro idioma. Unir personas, al fin y al cabo. Y qué más puede pedir una friki de la comunicación, de las personas, del saber y de los idiomas.


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